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Movimiento pedagógico

y van cinco lustros de reflexión del Movimiento Pedagógico

Cualquiera pensaría que las acciones desde la perspectiva sindical para concientizar al maestro, deberían ser un proceso casi que innecesario, porque ser maestro equivale a ser consciente de todo lo que conviene a esta humanidad, pero no es así, nos toca subrayar los versículos del libro sagrado que contiene la misión del maestro en esta sociedad, pero esta no es una misión de muchos, como quisiéramos, porque es tan grande el ejército de maestros que aún no tienen el más mínimo conocimiento, de que dentro de nuestras huestes sindicales existe un movimiento encaminado a recuperar los aportes de la pedagogía mundial y el acervo latinoamericano que va desde Simón Rodríguez a Paulo Freire, que unifica de manera integral las políticas públicas y  los maestros en sus prácticas cotidianas. El “yo” maestro que involucra lo que represento para la escuela y para la sociedad, no reconoce el sentido de mi ejercicio, por lo tanto, mi andar cotidiano en el aula es una validación de la visión “práctica” e instrumentalista que aún se le asigna al maestro como operador y administrador del currículo.

Deberíamos saber con certeza, qué suelo pisar y hacia dónde mirar, cada vez que asistimos a un taller para profundizar en la construcción de una nueva escuela, porque en esos espacios nos encontramos con unas luces tan rutilantes en esta oscuridad, que a veces nos encandilan, pero los maestros inquietos, quienes estamos dispuestos, no notamos tal brillantez, porque estamos sensibilizados y con ansias de proyectar el movimiento, este debe ser   una condición de vida que involucra una nueva visión del maestro en su rol en la sociedad de la democracia,  este tiempo de cinco lustros de reflexión debe dar paso a la acción. Los que hemos llegado hasta aquí, no debemos ser convocados para discursos de concientización, porque llegó la hora de que se nos convoque para que fluyan las propuestas alternativas de didácticas, de metodologías de currículos, no dejemos convertir el movimiento pedagógico en una idea protesta donde somos conscientes de proyectarlo, pero no alcanzamos a cuajar las acciones que lo pongan en verdadera práctica.

Son 50 años de reflexión sobre el papel del maestro, sobre la pedagogía como ciencia de nuestro ejercicio, del sometimiento y dominio del maestro por un sistema que lo jalona como una extensión tecnocrática de sus políticas.

El tiempo de la reflexión es el último estadio para la verdadera introspección de los propósitos del movimiento, atendiendo que, en los fundamentos del pensamiento crítico, cuando reflexionamos lo que pretendemos conocer, se convierte en propiedad de nuestras mentes.

El papel pedagógico, intelectual y político del maestro, debe liderar los procesos de formación en las escuelas, para oponerse a los efectos deshumanizantes de la estandarización de la pedagogía proyectada desde el ministerio de educación. 

Esta no es una invitación a la acción, sin los fundamentos de los principios iniciales del movimiento, es proyectar las incidencias materializable derivadas de un extenso periodo de reflexión, ya tenemos que decirlo: Los CEID deben cumplir con sus tareas, de construir una nueva visión de los maestros como agentes culturales e ideológicos, para proyectar y aprender de sus lecciones y reconstruir un horizonte político y pedagógico basado en la multiplicidad de experiencias educativas, que conforman hoy desde lo local un nuevo campo  de la resistencia por los derecho humanos .

Desafíos del Movimiento Pedagógico

Es un reto de los CEID, en su verdadera función como equipos de investigación y asesorías, deben ser claves para proyectar y poner a circular los análisis y críticas a las políticas educativas, es importante que  los grupos de investigación, los equipos líderes sean conformados por encima de criterios políticos, es la distinción del trabajo, la entrega a la pedagogía, la muestra de experiencias, lo que debe llevar a los maestros a hacer parte de estos equipos, sin embargo, debería replantearse su papel y funcionamiento dentro de las huestes sindicales del magisterio, en la manera como contribuyen a desarrollar las políticas de la Federación colombiana de trabajadores de la educación, esto implica principalmente,  consensuar su independencia y autonomía en las decisiones y tareas, condición “sine qua non” para que puedan cumplir su papel de deliberación e investigación y trabajo pedagógico.

La línea de tiempo que trascurre en el campo de la reflexión en nuestro movimiento, tiene una escala ansiosamente esperada y requerida por cada maestro que está a la expectativa, de que este proceso geste la primera y más contundente acción. Hasta ahora solo hemos conseguido, el despunte de una concientización para que al maestro se le mire dentro de su contexto social como un verdadero intelectual, forjador de un saber científico en el campo de su pedagogía, pero todos los foros reflexivos coinciden y tienen por esencia un carácter de resistencia a las reformas curriculares que deshumanizan el acto pedagógico y la función de la escuela, por lo tanto desde los CEID debe gestarse una dinámica investigativa que promueva propuestas curriculares, que enfrenten la imposición por parte del ministerio de educación de planes de áreas únicos y obligatorios y que responden y son congruentes con las políticas del  mercado internacional.

Los proyectos pedagógicos alternativos están todavía en el tintero de los maestros, no caben en el ideario formal que proyectan los lineamientos obligatorios de las normas técnicas curriculares que permean el ejercicio pedagógico. El flujo de propuestas desde los grupos de investigación de los CEID debe generar la emisión de un plan de estudio básico, que congregue, los intereses, el contexto cultural y que proyecte el respeto por los derechos, el pensamiento crítico y la autonomía del educando y el maestro. Esta es una acción concreta y coloca al magisterio en una postura tal que permite discutir cosas concretas y puntuales de la pedagogía, la media centuria de reflexión debe dejarnos tareas de imperativos prácticos frente a lo establecido.

El III Foro Pedagógico próximo a desarrollarse, además de convertirse en una expresión reflexiva del papel del maestro en este nuevo contexto de pos pandemia, también debería abrumarnos con propuestas pluri y multiculturales, que recoja todo lo que este movimiento ha perseguido en medio siglo de reflexión, confrontar el debate sobre la derechizacion en la orientación del estado, que se refleja fielmente en la escuela y en la sociedad.

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