Las implicaciones pedagógicas del regreso a clases sin garantías

Reflexión del profesor Elkin Palma Barahona, columnista invitado en Faro Educativo
Los maestros estamos en una travesía por la vida, por la dignidad, por el derecho que tienen los niños de no interrumpir su proceso educativo, vivenciamos una modalidad pedagógica, jamás imaginada para la cual no
estábamos preparados, pero que tampoco recibimos de este gobierno ninguna asesoría para enfrentarla y si el
desconocimiento de nuestro esfuerzo de nuestro empeño.
Con nuestros propios recursos hemos afrontado lo que parecía imposible, ya que la pedagogía de la pandemia reto nuestra vocación y puso a prueba la capacidad de cada maestro para sacar adelante la educación de los niños.
En medio de tanta incertidumbre lo más importante no era establecer que era lo pedagógico y que no lo era para el desarrollo del aprendizaje, no, esa no era la discusión, la discusión era determinar lo más conveniente para proteger la vida de nuestros estudiantes, y ahí surge una cantidad de opciones que nos hace sentir orgulloso como maestros, porque tuvimos que cambiar el formato, experimentado de “todo” (una pedagogía de las buenas razones) por eso desde este centro de pensamiento pedagógico en el que se ha convertido el CEID Edumag realizaremos muy pronto un inventario de las didácticas y metodologías de la pandemia y todo lo que hemos tenido que hacer y afrontar los maestros y las maestras para sacar adelante a cada estudiante, eso demuestra que sí ha existido un verdadero proceso de reinvención, pero lo cierto es que nos ha tocado lo más difícil y eso lo conocemos todos.(mega trabajo).
Es mentira que estemos cómodos como dice la ministra de Educación, es totalmente lo contrario, estamos saturado por el incremento de las actividades en el trabajo, estamos sobrecargados, ya hemos sopesado esta nueva normalidad, no ha sido fácil pero jamás hemos pensado abandonar este barco.
Hoy cuando este gobierno a través de sus directrices ministeriales busca salvar la economía a costa de la vida de los
niños y la comunidad educativa en general, nos corresponde poner en evidencia los efectos nocivos de sus desaciertos.
Sin dejar de lado el sentido dañoso que asume la escuela cuando el gobierno forza sus guardas para compilar contagios, indistintamente de quien fallezca, la proyección pedagógica también sufre deterioro, porque atendiendo a
la relación técnica profesor – alumno y la capacidad de las aulas del distrito y el departamento, tendrían que secuenciarse mínimo tres turnos para cada curso y anexarle el turno de los alumnos que quedarían de manera remota,
sería muy importante saber cómo se coordinaría esta dinámica o de donde va salir el personal para esta logística.
Desde luego que este proceso será menos efectivo en este singular sistema. Aunque los niños se sientan menos
estresados y los que asistan disfruten con todos los riesgo de la prespecialidad, los resultados de la acción pedagógica de los maestros no van a tener la misma incidencia, por la lentitud en que participarían los niños de los actos pedagógico, debido al número de turnos determinados por la relación maestro-alumno para cumplir el protocolo
determinante en sentido de distanciamiento.
No basta con consultar a los padres, a través de una encuesta, con preguntas cerradas si desean o no enviar a sus hijos al colegio, sería muy interesante escucharlos, el consentimiento informado no existe, no provee ninguna prevención jurídica que exima a los maestros de alguna responsabilidad.
Toda la proyección de los imperativos categóricos de este gobierno tienen también como objetivo, inducir a los padres de familia a violar la constitución y todo un entramado jurídico del código civil y del código penal, al enviar a sus hijos a la escuela en la curva más letal de la pandemia, poniendo en graves riesgos sus vidas, la de los maestros y la comunidad en general.
Es inverosímil que este gobierno no tenga en cuenta tales afectaciones y que tampoco exista algún pronunciamiento de su parte, que indique alguna preocupación por la salvaguarda de la vida de los niños, los maestros y todos los colombianos afectados por este pésimo manejo de la pandemia, pero lo que más nos preocupa es que estas decisiones hayan sido tomada con cierto sentido de retaliación para un gremio que ha visto partir al más allá a un millón de maestros en mitad de esta horrible noche.